Sólo al cerrar los ojos, puedo,
puedo ver,
la realidad llega a mi como el cielo cuando cambia de color de la noche a la mañana,o la tarde a la noche.
Sólo puedo sentarme cuando oigo vacíos del silencio que decide llegar a casa.
Intento tocar el piso y sujetarme de ramas,
de ramas que me jalan y se enredan,
ellas conmigo, y yo, con ellas.
Todo se vuelven tan sutil, tan despacio
y, tan suave, que llego a olvidar cómo empezar a caminar,
prefiero, por instantes,
nunca dejar de oír el silencio de las calles que suena cada noche mientras la luna decide salir.
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