miércoles, 27 de octubre de 2010

Ayer no conocía lo que era mal, si pensaba en algo, no sé que podía ser. Ultimamente ando por las calles de la ciudad, caminando sin parar, no me detengo a pensar, tan solo a observar ¿Dónde quedó el papel de la verdad? El que solía acompañarme sin importar el lugar ¿Dónde se fue todo lo que logré ordenar por tanto tiempo? Supongo que esta es la vida, un desorden con orden, ideas sin parar, pensamientos ilógicos que te hacen llorar, otros reír y quien sabe qué, es la vida. "No quiero vivirla sin que la vida pase a través de mi". Me siento así, como un niño aprendiendo a hablar, tal vez a caminar, cayendo tantas veces hasta lograr levantarse, caemos tanto que a veces ya nos olvidamos del modo de volver a empezar. Nos cegamos de todo, en especial de la verdad, porque como muchos lo suelen decir, puede doler.
Doler ¿Cómo puede dolerme si no sé lo que invade mi cabeza hoy? ¿Cómo puedo seguir saltando y dando pasos sin saber en qué caeré? Acaso solo debo de seguir con una venda en los ojos y esperar al futuro. Caigo una vez más en el tiempo, porque sueño siempre en él, ver lo que podría pasar y no lo que podría cambiar ya. El miedo me invade y no me canso de decirlo, si le tengo miedo a algo, no descubro encontrar respuestas lógicas, pero algo debo de temer, nadie sabe lo que será, tal vez si, pero una vez más no quiero escuchar. Quiero cerrar mis ojos por un largo tiempo, el que sea necesario para saber que mis pies tocaron la arena durante meses escuchando el sonido de las olas golpear rocas, sin necesidad de pensar en ti, o en él, quizás, solo esta vez, en mi.