viernes, 20 de enero de 2012


Sólo al cerrar los ojos, puedo,

puedo ver,

la realidad llega a mi como el cielo cuando cambia de color de la noche a la mañana,o la tarde a la noche.

Sólo puedo sentarme cuando oigo vacíos del silencio que decide llegar a casa.

Intento tocar el piso y sujetarme de ramas,

de ramas que me jalan y se enredan,

ellas conmigo, y yo, con ellas.

Todo se vuelven tan sutil, tan despacio

y, tan suave, que llego a olvidar cómo empezar a caminar,

prefiero, por instantes,

nunca dejar de oír el silencio de las calles que suena cada noche mientras la luna decide salir.

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