domingo, 6 de mayo de 2012

Cuando la luz del sol empieza a irse,
lentamente sobre el mar, 
debajo de él, 
no sólo decide vencer,
sino que el todo y la nada, cambian también.


Las sonrisas que conocen,
los gestos y movimientos que te parecen tan familiar,
de pronto,
como si nada existiera,
son lejanos,
lejanos a ti y a tu orgullosa capacidad de conocer,
de conocer erróneamente la verdad.


El sol desaparece,
y con él,
las verdades de la Tierra,
de las personas.
Cuando la luna nace,
en cambio,
el más impuro se llena de gracia;
sin embargo, no sabes nunca, en realidad,
quién es.


De día, eres sol,
un haz de color,
azul y áspero de amor;
de noche,
un ser caminante,
de tierra y mar,
sin rumbo al fin,
sólo entre mis brazos sabes bien caer.

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